Dias despues de haberse consagrado campeón con Arsenal de Sarandi, el arquero
nicoleño Cristian Campestrini cumplió con su promesa de acercarse hasta la
Basilica de su ciudad natal, San Nicolas, pero no caminando, sino en
bicicleta.
El guardameta recorrió en 16 horas de tiempo estimado los casi 250
kilómetros de distancia que unen el conurbano con esta ciudad del norte de la
Provincia.
Cuando volvió de sus vacaciones, el campestrini fue a comprar su
bicicleta, pero no adquirió una cualquiera, sino una mountain biké, algo inusual
para tantos kilómetros recorridos sobre la ruta Panamericana y posteriormente
sobre la Nacional 9.
Sin ningúna vestimenta en especial, ni asiento
sofisticado ni calzas de ciclista ni casco, y ninguna preparación sobre el
pedaleo, el arquero salio de viaje a las 5 de la manana desde la Panamericana y
con solo 3 grados de temperatura, junto a su reproductor MP4.
“ser campeón no
es algo de todos los dias y cuando uno hace una promesa hay que cumplirla”,
destaco campestrini al programa Estudio Fútbol, el cual lo acompaño en el
trayecto.
Durante las 16 horas que le demando el viaje en bicicleta,
campestrini paro para comer, tomar agua y saludar a su mujer agatha y algunos
familiares que lo esperaban para alentarlo a la altura de Campana.
El arquero
siguió pedaleando sin cesar, cansado, pero con la motivación del sacrificio del
culto a la virgen del Rosario.
A punto de llegar a Baraderó, sus papas Benito
y Marta se sumaron emocionados con sus bicicletas y lo acompañaron a puro
pedaleo hasta San Nicolas, con una bandera enorme de Arsenal, donde arribo a las
21.
En la basílica, campestrini fue recibido por el resto de sus familiares,
su esposa, sus hijos y varios vecinos que lo alentaron al ultimo esfuerzo:
llegar hasta la imagen de la virge. Cuando lo logro, se arrodillo ante la
estatua de la patrona de San Nicolas y le agradeció por el titulo conseguido,
con lágrimas en los ojos.
“como no voy a pedalear 100 kilómetros con mi hijo?
Si todos acá sabemos mejor que nadie lo que le costo llegar a este momento,
fuimos testigos de sus sacrificios, de sus buenos y malos ratos dentro del
fútbol, y obviamente, queríamos acompañarlo como siempre”, dijo su padre Benito.
Su madre, Marta, a su vez contaba “le prometimos a Cristian que íbamos a llegar
los tres juntos en bicicleta hasta la iglesia y cumplimos”.
No es la primera
vez que campestrini hace este tipo de agradecimientos. En hace varios años,
cuando jugaba en almirante Brown y ascendió de la Primera B al Nacional B
cumplió la promesa de ir caminando hasta la Basílica de Lujan, y lo hizo en
zapatillas livianas. Tras esa hazaña, durante diez Dias debió desinflamar sus
pies con baños de agua y sal. Pero al igual que ahora nadie le borró la sonrisa
de su cara y ni mucho menos sus lágrimas de felicidad.
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